jueves, 18 de junio de 2009

Ira


Hace unos meses, releia el libro El niño feliz, de Dorothy Corkille Briggs. Uno de los capitulos mas reveladores era el de la ira y hace tiempo que queria copiar aqui algunos de los fragmentos que mas me hicieron pensar. Pero en una pagina web que aborda temas de inteligencia emocional he visto un texto muy parecido sobre el tema. Y ya en el colmo de "me encuentro un articulo en el momento adecuado" ayer vi que Violeta Alcocer ha escrito algo parecido, pero yendo mas alla. Asi que hoy hago una entrada con dos textos. El de Violeta es este, sobre el enfado, la ira y la pataleta, muy recomendable. De hecho, justo ayer, yo escribia algo muy parecido por la mañana, para encontrarme por la noche con una buena dosis de realidad que me devuelve al principio de nuevo.
La imagen, uno de los preciosos bocetos que nos enseña estos dias en su blog, es de Patricia Metola
El texto que pongo es el de la pagina de inteligencia emocional.
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CÓMO DESCIFRAR EL CÓDIGO DE LA IRA

La ira puede llegar después del temor (por ejemplo, de que un niño se lastime).

La ira también puede llegar desde la frustración (uno intenta un poco infructuosamente llevar adelante una tarea, y nuestro hijo de seis años nos complica el trabajo sacando cosas de lugar). De pronto, gritamos sin la menor consideración : '¡Fuera de aquí ! ¡Ya estoy harto de ti !'

Nuestra frustración se transformó en ira, y ésta cayó sobre su hijo.

Al sentirnos AMENZADOS y CELOSOS, disfrazamos nuestras reacciones primarias con sarcasmo, y abofeteamos verbalmente a nuestro cónyuge.

Volver a la casa exhausto y encontrar a los niños 'haciendo lío'. Entonces gritamos, la FATIGA se ha transformado instantáneamente en hostilidad.

Robertito no permite tener una reunión tranquila con unas visitas, y la turbación de la madre va en aumento. Por último, e incapaz de tolerar más, le dice secamente :

-¡Vete a tu cuarto, y quédate allí hasta que puedas comportarte como un caballero !

-¡No voy nada !- retruca el muchacho.

La TURBACIÓN se hizo ira, y la HUMILLACIÓN se transformó en furia.

Con frecuencia los seres humanos transformamos en ira nuestros sentimientos primarios de preocupación, culpa, decepción, rechazo, injusticia, choque, incertidumbre o confusión.

POCAS VECES SE PRESENTA LA IRA EN PRIMER TÉRMINO, Y SIN CAUSA.


LA IRA ES UN CÓDIGO

El saber que la ira cubre una emoción anterior nos ayuda a manejarla con más eficiencia, tanto en nosotros mismos como en nuestros niños. El verla como un código la hace menos amenzante. Cuando uno desconoce este hecho, es proclive a responder en forma directa, y echar leña al fuego.

El motejar a una perona, o sea, el decirle cosas del tipo de 'vieja gorda', no es más que una forma de la hostilidad. Es menos agresivo que los golpes, pero cumple la misma función. SI la madre de Luisito sólo presta atención a la furia de éste, tal vez se ponga furiosa ella también, y le dé una bofetada o un sermón. Si, por el contrario, siente la frustración de él (le parezca o no razonable su deseo), es menos probable que empeore la situación al sumar su ira a la de él.

CÓMO DESCIFRAR EL CÓDIGO

-Noches atrás, cuando mi hija me puso un par de motes, reflejé su sentimiento al decirle : 'Carolina, estás terriblemente enojada conmigo !', relató la señora H.

-¡Claro que lo estoy ! ¿Por qué tengo yo que irme a la cama a las ocho, si Jaime se queda hasta las nueve ? El recibe siempre los privilegios, sólo porque es mayor. ¿Qué culpa tengo por haber nacido después ?

Invariablemente, CUANDO ACEPTAMOS LA IRA POR MEDIO DE LA ATENCIÓN ACTIVA, LOS NIÑOS NOS CONDUCEN AL SENTIMIENTO SUBYACENTE. EL código queda develado, y llegamos al núcleo del problema. EN nuestro ejemplo, Carolina dijo a su madre que su hostilidad provenía del hecho de sentirse defraudada.

-Sientes que estás en una situación terriblemente injusta al no tener los mismos privilegios, algo así como que no hay para ti forma de superarlo- reflejó la madre.

-Sí, así es- coincidió Carolina.

-Y te enfurece que papá y yo permitamos esta clase de cosas-, agregó la señora H.

-Exactamente. Fue por ustedes que yo nací en segundo término. Claro que si ustedes tenían más de un hijo, alguno tenía que ser el segundo, pero no me gusta ser la menor.

-Tiene muchas desventajas, eso de ser la menor.

-¡Ya lo creo ! Claro, a veces también me gusta, porque no tengo que hacer tantas cosas en la casa como Jaime.

-A veces encuentras ventajas en ser la menor- respondió la madre.

Cuando los sentimientos se transformaron en palabras y se los aceptó, la niebla que los rodeaba desapareció, y salió a la superficie la causa que hizo que la niña motejara a su madre. AL no tener que defender su posición, Carolina pudo advertir que su posición en la familia SÍ tenía algunas ventajas. Además, la empatía hizo que Carolina no se sintiera menos valiosa debido a su deseo, perfectamente normal.